Hace casi 60 años se creía que la inmensidad de los océanos sería capaz de diluir, asumir e integrar todos los contaminantes porque, total, los océanos son enormes y pueden con todo. Así que tanto los vertidos de productos químicos como de aguas residuales y otros muchos contaminantes, obtendrán un “desaparecer” en las profundidades del mar…
El problema es que ni todo desaparece, ni se diluye, ni el océano puede con más. El 80% de los contaminantes que se encuentran en el medio marino proceden de la actividad humana. Cuando se dice que todo lo que le hagamos al planeta, el planeta nos lo devolverá, no es una frase hecha ni dramática ni lejana. Y lo que ocurre en los océanos es la prueba. Por eso, el 8 de junio es el Día Internacional de los Océanos, debemos concienciarnos de la importancia que tienen en nuestra vida. Desde la ONU insisten con esta serie de conferencias en las que se enfocará el problema en Lisboa del 27 de junio al 1 de julio de 2022.
Estas son las consecuencias para nuestra salud de nuestros propios contaminantes.
10 millones de toneladas de plástico llegan al mar cada año. En 1997 se descubrió el Gran Parche de Basura del Pacífico, con un peso de 80000 toneladas y una superficie mayor a Alemania, España y Francia juntos; pero no es el único: otros cinco se han detectado en los últimos años. Estas islas de basura se generan por la acumulación de restos por las corrientes circulares del agua de los océanos. Las consecuencias para nosotros son una pérdida de biodiversidad, y aumentos de microplásticos
Los microplásticos son partículas menores a 5 mm que se encuentran dispersas en el agua. Se confunden con el plancton y son ingeridas por animales marinos, integrándose así en la cadena alimentaria. La presencia de microplásticos en alimentos ha sido considerada por las Autoridades Europeas en Seguridad Alimentaria (EFSA) como un peligro emergente. Se ite su presencia, pero remarcan que, pese a que faltan más estudios, es posible que no impacten sustancialmente en la salud de los consumidores. Cierto que es que se necesita saber más para decirlo con certeza.
Preocupa seriamente y está directamente relacionado con la acción del hombre, principalmente por la combustión del carbón. En concreto es el metilmercurio el compuesto que se bioacumula y así pasa a nuestra cadena de alimentación.
El uso de estos compuestos enriquece el agua en nutrientes como nitrógeno y fósforo. Las algas comienzan a crecer y forman una capa de biomasa que impide que entre la luz y haya renovación de oxígeno haciendo imposible la vida en estas zonas. A esto se le llama eutrofización y tenemos el terrible ejemplo del Mar Menor.
El aumento de dióxido de carbono provoca la acidificación del agua con serias consecuencias en el desarrollo de especies marinas, disminuyendo la biodiversidad y afectando también a zonas como los arrecifes de coral.
También somos responsables de la plaga de anisakis que encontramos en el pescado. Durante años, se evisceraba al pez y esto se tiraba al mar. Otros peces lo comían y así se ha propagado con esa facilidad. Ahora ya se están tomando medidas para que no estén a la orden del día.
Es imprescindible una pesca sostenible: una de cada tres poblaciones de especies marinas está sobreexplotada, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).
Primero hay que concienciar tanto a los estados gubernamentales, instituciones y sociedad. Algunas políticas podrían ser:
Han sido nuestras manos las responsables de este desastre, la parte positiva es que en nuestras mismas manos está la solución.