Son las 8 de la mañana y nos disponemos a arrancar nuestro coche para ir a trabajar. Lleva toda la noche en la calle y ¡sorpresa! Primer intento: no arranca. Le damos unos segundos y lo volvemos a intentar. Ahora sí. Era cuestión de tiempo y de que entrara en calor y es que el invierno es duro para todos.
Al igual que nuestro cuerpo tiene una temperatura óptima para funcionar correctamente, también la tienen nuestro coche y nuestros dispositivos electrónicos. Por ejemplo, la temperatura ambiente ideal de un smartphone ronda los 15 grados, aunque según los fabricantes pueden funcionar entre los -20 y los 45 grados. Fuera de esta horquilla, nuestros teléfonos empiezan a dar fallos. A -4 grados ya podremos detectar que nuestro móvil se ralentiza o incluso se apaga.
PC World Finlandia realizó un estudio con los quince teléfonos móviles más vendidos en ese país. La temperatura de la habitación se fijó en cero grados y progresivamente se iba descendiendo de 9 en 9 grados. Las conclusiones fueron claras: todos los dispositivos fallaron. Algunos dieron fallo en la tarjeta SIM, otros agotaron su batería y otros directamente se apagaron de forma súbita. Ningún móvil resistió una temperatura de -40 grados.
Los primeros fallos que se detectan en relación al frío tienen que ver con la batería. Las bajas temperaturas provocan que la batería se descargue con mayor rapidez y le cueste más tiempo volver a cargar. Por ello, lo ideal es cargar nuestro smartphone en una habitación con calefacción y a una temperatura óptima para nuestro dispositivo. En lugares con inviernos fríos es importante tener en cuenta esta recomendación ya que los dispositivos electrónicos están más expuestos a las inclemencias meteorológicas.
Además de la batería, otro de los elementos más perjudicados por el frío es la pantalla. Con las bajas temperaturas las funciones táctiles no reaccionan. La parte positiva es que estos daños son reversibles y una vez que el móvil entra en calor, reacciona de nuevo.
Tal como hemos comentado al inicio de este artículo, los fabricantes de smartphones especifican las temperaturas que pueden soportar los dispositivos. Por ello, no deberemos exponer nuestro móvil a temperaturas fuera de los márgenes que son capaces de soportar. Si no cumplimos con las recomendaciones del fabricante, los daños quedarán fuera de garantía y tendremos que hacernos con un teléfono nuevo.
Los consejos para que nuestro móvil no sufra las consecuencias del invierno pasan por intentar mantenerlo en unas condiciones óptimas de temperatura y humedad. Para ello será importante: