El aire que respiramos es esencial para la vida, pero en muchas partes del mundo, la calidad de este recurso vital está en peligro. La contaminación del aire es un problema global que representa una seria amenaza para la salud humana.
Para medir la calidad del aire, se utilizan diversos indicadores, uno de los más importantes es el Índice de Calidad de Vida del Aire (AQLI, por sus siglas en inglés). Este índice se basa en la concentración de partículas finas (PM2,5) en el aire, que son diminutas partículas que pueden incluir polvo, hollín, metales y productos químicos tóxicos. La exposición a PM2,5 se relaciona con problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Según datos del AQLI, la contaminación por partículas finas es el mayor riesgo externo para la salud humana en todo el mundo. De hecho, su impacto en la esperanza de vida es comparable al del tabaquismo y supera con creces el de otras amenazas, como el consumo de alcohol y agua contaminada, así como las lesiones en el transporte, como accidentes automovilísticos.
Asia, un continente vibrante y densamente poblado, se enfrenta a retos monumentales en lo que concierne a la calidad del aire.
En naciones como Bangladesh, India, Nepal y Pakistán, datos del Índice de Calidad de Vida del Aire (AQLI) pintan un panorama alarmante: si los altos niveles de contaminación persisten, los residentes podrían perder, en promedio, entre uno y más de seis años de vida debido a la contaminación del aire que respiran.
Reducir la contaminación por partículas finas (PM2,5) a niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud podría aumentar la esperanza de vida promedio en 2,3 años, sumando un total de 17,8 mil millones de años salvados en todo el mundo.
España, por su parte, se encuentra en una situación más favorable en comparación con los países más contaminados del mundo. Según el informe de Evaluación de la Calidad del Aire en España del año 2022, se ha registrado una mejora en la calidad del aire en comparación con el año anterior.
A pesar de algunas superaciones de los valores límite para ciertos contaminantes, se observa un progreso en la reducción de la contaminación atmosférica.
La OMS ha analizado la calidad del aire en 375 ciudades europeas. Faro, Umea y Uppsala son las ciudades más limpias. En España, San Fernando y Santiago de Compostela. En cambio, la ciudad con peor calidad de aire en España es Castellón de la Plana (puesto 300). pic.twitter.com/pH142XNM2s
— Gorka Orive (@gorka_orive) May 1, 2023
En general, la calidad del aire en España es mejor que en muchas otras regiones, pero aún existen desafíos por superar para garantizar un aire limpio y saludable para todos los ciudadanos.
La contaminación del aire no conoce fronteras y su impacto es una preocupación global que afecta la salud y la esperanza de vida de personas en todo el planeta. Asia, junto con otras regiones, enfrenta desafíos significativos en su búsqueda por mejorar la calidad del aire. Abordar este problema es esencial a nivel global, con un enfoque en la reducción de emisiones y la promoción de tecnologías más limpias. Además, la disponibilidad de datos precisos y políticas efectivas desempeñan un papel fundamental en la protección de la salud y el medio ambiente.
En última instancia, la calidad del aire es una preocupación que atañe a todos, y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de contribuir a un mundo con un aire más limpio y saludable. ¡Sigamos trabajando juntos para lograrlo!